Tiroides, el chivo expiatorio

 



Tiroides, el chivo expiatorio


La glándula tiroides es como el director de una orquesta sinfónica cuya destreza y talento le permiten integrar, en períodos de tiempo exactos, la interpretación que en los diversos instrumentos realizan todos y cada uno de los músicos, con la finalidad de obtener una obra musical única.  Por lo tanto la enfermedad tiroidea significaría la descoordinación y descontrol de ese director, lo que se traduciría en un auténtico desastre.

Pero a diferencia de nuestro musical ejemplo, en la enfermedad tiroidea, el buen control de la enfermedad le permite al cuerpo del paciente funcionar en condiciones similares a las de una persona sana, de allí la importancia del control adecuado en los lapsos de tiempo pautado para ello.

Sin embargo es frecuente escuchar en la práctica diaria inquietudes como las siguientes:

- He aumentado mucho de peso por culpa de la tiroides

- Casi no puedo concentrarme por culpa de la tiroides

- Estoy obteniendo bajas calificaciones por culpa de la tiroides

- Tengo mal humor y soy intolerante por culpa de la tiroides

- Soy impuntual por culpa de la tiroides

- Siento calor en verano y frío en invierno por culpa de la tiroides


Y así un sin fin de repercusiones sobre cualquier aspecto de la vida misma cuyas causas les son atribuídas a tan noble glándula, situación desde cierto punto de vista razonable sin analizamos las innumerables funciones que realiza la hormona tiroidea en casi todos los órganos y tejidos, pero que en muchos casos, y para sorpresa del médico tratante, estas inquietudes provienen de pacientes con función tiroidea normal o en perfecto control de su enfermedad.

Desde el punto de vista médico esto es sumamente importante porque al usar a la tiroides como un chivo expiatorio se está dejando de lado la búsqueda de las verdaderas causas de estas alteraciones, y por lo tanto se retrasa el inicio de las medidas correctivas que permitan superar las mismas.

Muchas de estas alteraciones se presentan como consecuencia directa del estilo de vida de las personas, así tenemos aspectos importantes como alimentación, actividad física, consumo de tabaco, alcohol, etc., sobre los cuales se hace imperativo realizar cambios con la finalidad de eliminar las causas que han producido las alteraciones de salud, pero en vez de esto no encontramos con el hecho de que se señala a la tiroides como las responsable de todas ellas, por lo que paradójicamente, en muchas oportunidades cuando el paciente recibe la buena noticia de que su función tiroidea es completamente normal, en vez de alegrarse, ocurre lo opuesto, situación que podría definirse como la decepción de estar sano. Con el tiempo he logrado comprender que este fenómeno ocurre como consecuencia del sacrificio mortal del chivo expiatorio.



Dr. Armando R. Duque Omaña

Internista Endocrinólogo

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