¡Comencemos!
¡Comencemos!
Es una actitud natural del ser humano intentar comprender los fenómenos que le rodean, es gracias a esta necesidad constante de conocimiento que hemos logrado evolucionar como civilización. Previo al desarrollo del internet la información se encontraba fundamentalmente en las bibliotecas, se debía disponer de tiempo para acceder a una biblioteca y consultar varios libros o revistas especializadas en cada área a investigar hasta lograr encontrar la información deseada; posterior a la llegada del internet se puede acceder a la información desde cualquier teléfono inteligente o computador personal.
Al principio del desarrollo del internet, aún la información se hallaba condensada en portales especializados por área de conocimiento. Con el avance y la democratización del acceso a la misma, y mucho más aún, con el desarrollo de las redes sociales, donde cualquier usuario es un potencial generador de contenido, hoy en día se puede leer cualquier cosa sobre cualquier tema.
Esto ha traído como consecuencia que tengamos acceso a información de muy baja calidad o directamente a desinformación. La creación de contenidos se ha convertido en un oficio remunerado, y como en todo oficio, existen personas con ética que realizan un trabajo de calidad y existen aquellos cuyo único objetivo es lograr el impacto suficiente que les permita tener más visualizaciones, likes, etc. y de esta manera tener mayores ganancias económicas.
Los portales de búsqueda en internet y las redes sociales son empresas, y como tales su éxito se basa en las ganancias económicas que generan. Los algoritmos utilizados para posicionar el contenido responde principalmente a esta variable, por lo que la población general está expuesta al contenido que más ganancias produce, que por lo general son los más controversiales, por cuánto son los que crean mayor impacto y no necesariamente los que aportan información de calidad.
Cualquier persona que sepa leer y escribir, y a veces ni tanto, y que tenga acceso a un celular inteligente puede crear contenido en cualquiera de las plataformas, de manera que cada vez que leemos, escuchamos o vemos algo deberíamos preguntarnos:
- ¿Quién lo escribe o quién lo dice?
- ¿Que formación tiene esta persona en el área que está tratando?
- ¿De dónde obtiene la información que está compartiendo?
- ¿Qué intereses tiene para emitir esta información?
Son cuestionamientos mínimos a tener en cuenta ante cualquier información que se nos presente. Por todos es conocido como muchas de las "informaciones" en el área de la farándula resultan ser falsas, con las posteriores consecuencias de haber mentido sobre alguien, esto es mucho más grave cuando se trata de información médica, en muchos casos las consecuencias de la información falsa son la pérdida de la salud o la vida misma.
La información médica va mucho más allá de los cuestionamientos básicos expresados previamente, de hecho dentro del mundo médico a la opinión de expertos se le otorga en nivel más bajo de evidencia considerable. Existe una gran cantidad de filtros por los cuales debe atravesar la información generada para ser admitida como válida por cualquier revista o publicación seria, y aún cuando califique para ser admitida y publicable, tenemos formas de clasificar esta evidencia de acuerdo a la calidad de la misma, de manera que son sólo pocas publicaciones las que realmente califican como evidencia fuerte o tipo A, y la mayoría de las veces para lograr acceder a ellas se requiere de una inversión económica, no es tan fácil y gratuito como hacer un click. La finalidad de compartir esta información no es crear un curso de lectura crítica de publicaciones médicas, sino brindar una idea sobre las dimensiones del manejo de la información.
A lo largo de los años he notado como la desinformación en el área médica ha repercutido negativamente en la salud de los pacientes, se viralizan mitos sobre enfermedades, medicamentos, etc., que en muchos casos se convierten en insalvables. Es fácilmente comprobable como una mentira repetida mil veces se convierte en realidad en la mente de muchas personas. Para gran parte de la población lo que lee, escucha o ve a través de los medios de comunicación y/o redes sociales se convierte en una realidad absoluta, sin cuestionamientos, hecho sumamente peligroso tomando en cuenta la gran distancia que hay entre la capacidad para discriminar adecuadamente la evidencia científica y la mayoría de las personas que generan contenido sobre ella.
Al reflexionar sobre estos hechos he llegado a la conclusión de que es necesario un lugar donde las personas puedan tener acceso a información de calidad, un lugar donde puedan aclarar sus dudas, un lugar donde puedan interactuar con un especialista del área, y es así como surge mi proyecto comunicativo denominado: "Endocrinología y Metabolismo en Casa". Soy el Dr. Armando R. Duque Omaña, Médico Internista Endocrinólogo y es para mí un motivo de alegría darles la bienvenida a este blog, así que ¡Comencemos!
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Endocrinología y Metabolismo en casa es un blog concebido como una herramienta de ayuda no sólo para compartir información médica que permita mejorar la calidad de vida de ustedes, nuestros pacientes, sino también como un medio para establecer una comunicación directa en dónde puedan expresar sus dudas y reciban respuestas personalizadas a las mismas, de manera que agradecemos su contacto a través del presente formulario: